La soja es una planta leguminosa, procedente de Asia,
posiblemente de China. Es conocida y consumida por los chinos desde el 3.000
antes de Cristo y era considerada una de las cinco semillas sagradas junto con
el trigo, el arroz, la cebada y el mijo. Es muy nutritiva ya que contiene los
diez aminoácidos requeridos por el cuerpo humano y es por eso que constituye
una esperanza para disminuir el hambre en el mundo.
Necesita para su cultivo suelos sueltos y ausencia de heladas. Requiere una
serle de nutrientes minerales para poder crecer y desarrollarse como el
nitrógeno, fósforo, potasio y azufre. Por eso es importante realizar estudios
de análisis de suelo y aplicar fertilizantes en caso de que los niveles de
alguno de estos nutrientes
sean inferiores al necesario.
El objetivo debe ser mejora la cantidad de mejorar la cantidad de proteína del
grano de soja y así mantener nuestra competitividad. Existe una preocupación
con respecto a las enfermedades que puedan afectar a la soja.
La principal es la roya asiática, que es un hongo del
suelo, muy potente y destructor, que crece en las hojas de la planta. Se
detecto por primera vez en Japón y llego al Paraguay y Brasil en 2001 causando
graves pérdidas en las cosechas. Esto permitió anticipar el avance de la
enfermedad y desarrollar estrategias para su control y prevención. En la
actualidad el control con funguicidas es la herramienta más importante.
El cultivo de la soja se difundió en la Argentina a
partir de la década de 1970 y desde ese momento comenzó un fenómeno de
expansión que convirtió al país en uno de los principales productores y
exportadores de soja y Sus derivados.
El área núcleo del complejo sojero se concentra en las provincias de Córdoba,
Buenos Aires y Santa Fe, que reúnen aproximadamente el 30% de la producción
total del país. El resto de las provincias como Santiago del Estero, Salta, Chaco
y Tucumán incrementaron su producción debido al reemplazo de los cultivos tradicionales
como el algodón o al desmonte de bosques nativos.
Entre
las causas del crecimiento de la soja se encuentran: la buena adaptación a las
diferentes regiones agroecológicas permitió la expansión de la frontera
agropecuaria en las regiones del Nordeste y Noroeste, menores costos de producción, altos rendimientos y mayores
márgenes de ganancia que para otros cultivos; gran demanda internacional del
producto y sus derivados por el aumento del consumo, la incorporación de la semilla de
soja transgénica resistente al herbicida glifosato, eliminando todas las
malezas a un costo mucho menor; la incorporación de biotecnología; la posibilidad de realizar soja de
segunda sobre el rastrojo de trigo. La soja es un cultivo de verano pero se
logró realizar una segunda cosecha anual después del trigo que es un cultivo de
invierno; la aplicación de la siembra
directa como sistema de producción; gran cantidad de variedades de
soja disponibles en el mercado.
La estructura industrial, para la producción de aceite
y harina de soja, se localiza principalmente en la provincia de Santa Fe a
orillas del rio Paraná río Paraná. La instalación de puertos y su privatización
y el desarrollo de vías navegables a través del dragado del Paraná fueron
elementos decisivos en la logística de exportación. La soja puede utilizarse de
varias maneras: permite producir leche vegetal, aceites para uso industrial y
para consumo humano, harinas de alto valor proteico y alimentos para ganado. Entre
estos últimos se encuentran los expellers que son residuos sólidos de la
extracción de aceites por prensas continuas y los pellets que son comprimidos
obtenidos del procesamiento de las harinas y expellers.
La Argentina ocupa el tercer lugar en el mundo con respecto a la producción de
soja, después de los Estados Unidos y el Brasil, y es el primer exportador de
aceite de soja y de harina de soja. Debido al bajo consumo de este cultivo en
nuestro país, se exporta aproximadamente el 95% del aceite y el 98% de las
harinas. Otro subproducto de la soja lo constituye el biodiesel, que se elabora
a partir de materias primas de origen agropecuario, agroindustrial o desechos
orgánicos. Para producir entre 900 mil y un millón de toneladas de biodiesel se
requiere un volumen de aceite similar, que se obtuvo de una molienda aproximada
de 5,7 millones de toneladas de soja.
Este producto tiene buenas perspectivas en la Argentina debido a
la gran demanda en los Estados Unidos y Europa, que promueven el uso de estos
combustibles vegetales y además por el alza del precio del petróleo. La
Argentina cuenta con plantas industriales de última generación y altos
volúmenes que le permiten participar del mercado internacional.
Pero para poder mantener las exportaciones, nuestro país deberá lograr por
parte de la Unión Europea una certificación de agricultura conservacionista y
normas ambientales en el resto de la cadena productiva como el transporte, el
acondicionamiento, el secado de los granos, el almacenamiento y la
transformación industrial.
Á su vez, la Argentina sancionó la ley 26.095 en abril de 2006 de promoción
para la producción y uso sustentables de biocombustibles. Esta ley contempla una
serie de beneficios fiscales para las empresas productoras durante 15 años y
establece la obligatoriedad a partir de 2010, de mezclar la nafta con un 5% de
etano.: y el gasoil con un 5% de biodiesel.
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